Mis ojos leen la palabra
antes de ser vista
predigo la acción
ya de tantas cosas
que sólo con tocar los labios
descifro la voz
escucho la fuga del humo
aquel cigarro recién prendido
y puedo fumarlo
sin ponerlo entre mis dedos
por fin
aprendí a controlarme
como una marioneta
con sus propios hilos en las manos
y si quiero
dejo mi cuerpo sobre la tierra
desmenuzado
como una prenda rota
para irme
mutada
quizá en pájaro
o en sombra
o en una dentadura podrida
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