metido entre los huesos
agarrado de la sangre
como alimento
en
el fulgor de unos ojos
sin nombre
en
la curva del cuello
en
la lengua
en
la palabra
en
un poro sudado
puedo tocarlo
puedo besarlo
puedo comerlo
puedo olerlo
puedo mirarlo
el deseo está
allí
parado
en la esquina de mi habitación
pareciéndose a un hombre desnudo
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