Era uno
desde el inicio estuvo solo
y limpio.
No tenía campos ni brisas
o sombras,
tampoco un lenguaje.
Hombre en el silencio
perfecto y
sentado en lo que iba a ser
tu sol
(palabras encerradas).
Nueve venas en el cuerpo
tan transparente
tibio
sin rostros que mirar
tan perversos,
ya te van a destruir.
Llegando al corazón
el agua confluye
toda
tan completa
La sangre de tu sangre,
la del cielo que parís,
como la Tierra.
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