martes, 2 de octubre de 2012

Otro viaje


El colectivo desvencijado y odioso, los codos clavados en mi espalda, la mirada helada que cruzo con un desconocido, las mujeres ancianas evitando caer, ojala no me golpeen la cara, instinto de alejar la mano al tocar piel ajena. Quiero bajarme y veo el asiento contiguo a la puerta, el polvo que lo recubre, tan fino y eterno… lo único que quería hacer era sacar mi encendedor y quemarlo, la gente que sube y que baja…  las piernas malvadas, los pies torpes y los rostros que seguramente no volveré a ver.

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