domingo, 10 de febrero de 2013

Las mujeres y la poesía : Anna Ajmátova




Anna Andreyévna Górenko , nacida en Odessa en el año 1889, fue una de las más grandes poetas del siglo XX y pionera del movimiento acmeísta. Comenzó a escribir poesía desde muy pequeña, a la edad de 11 años, pero su padre se oponía a que se publicase ningún verso en el que figurara su apellido, ya que para él era una deshonra, debido a eso, optó por tomar como seudónimo el apellido de su bisabuela, Ajmátova.

Estudió en Kiev y San Petesburgo y allí se casó con Nikolái Gumiliov (famoso poeta y acmeísta), en 1912 nació su hijo Lev y también fue publicado La tarde, su primer poemario, que rompía con la idea del simbolismo.

La escritura de Ajmátova se vio muy influenciada por la Revolución Rusa de 1917, la soledad y tragedia la circundaban, ya que su marido fue acusado de conspiración y fusilado y su hijo Lev fue enviado a Siberia. 

Su poesía es la que no se puede dejar de leer, la que nos llena de imágenes bellas y desgarradoras en la que se logra ver su entorno, comprender su dolor. Es la poesía de una mujer que se negó a callarse, que lucha hasta las últimas consecuencias, que vive y sufre, que nos llena de su país, que es madre.

Fue galardonada con el Premio Internacional de poesía y la Universidad de Oxford la nombró doctora honoris causa. 

Falleció el 5 de marzo de 1966 a causa de un infarto, fue enterrada en Komarovo.


Algunos de sus poemas:

Hay en la intimidad un límite sagrado...
Hay en la intimidad un límite sagrado
Que trasponer no puede aun la pasión más loca
Siquiera si el amor el corazón desgarra
Y en medio del silencio se funden nuestras bocas.

La amistad nada puede, nada pueden los años
De vuelos elevados, de llameante dicha,
Cuando es el alma libre y no la vence
La dulce languidez del goce y la lascivia.

Pretenden alcanzarlo mentes enajenadas,
Y a quienes lo trasponen los colma la tristeza.
¿Comprendes tú ahora por qué mi corazón
No late a ritmo debajo de tu diestra?







La tierra natal

No la llevamos en oscuros amuletos,
Ni escribimos arrebatados suspiros sobre ella,
No perturba nuestro amargo sueño,
Ni nos parece el paraíso prometido.
En nuestra alma no la convertimos
En objeto que se compra o se vende.
Por ella, enfermos, indigentes, errantes
Ni siquiera la recordamos.

Sí, para nosotros es tierra en los zapatos.
Sí, para nosotros es piedra entre los dientes.
Y molemos, arrancamos, aplastamos
Esa tierra que con nada se mezcla.
Pero en ella yacemos y somos ella,
Y por eso, dichosos, la llamamos nuestra.



Su obra :

La tarde (1912)
El Rosario (1914)
La bandada blanca (1917)
El llantén (1921)
Anno Domini MLMXXI (1922)
Requiem (1935-1940)
Putyóm vseyá zemlí (1940)
Poema sin héroe (1940-1965)
El correr del tiempo (1909-1965)
Sauce (1940)

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