Se consume la ausencia de tu boca
frágil
en el borde del abismo.
Es fiel ,como siempre
al ocultismo
pagana prodigiosa que devora los alientos
(las esperanzas guardadas)
Y está muerta de palabras,
escupe la sangre de mis ojos
vaciándolos de dolor.
El frío se habitúa a los cuerpos
que yacen
(yo sólo quiero reposar en los cipreses)
con brisas de plomo que traspasan la noche
aniquilando mis manos
mas-ti-cán-do-me.
El silencio nos acompaña
sin quebrarse
sin huir.
La sombra se te pega (tiemblan las aristas- tiemblan las rótulas)
y sin más te vuela
corrompiendo hasta el asfalto.
Nunca hubo luz, ni la habrá
el golpe seco
la ahuyenta de mi
de vos
sin dejar de caer.
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