viernes, 2 de marzo de 2012

Epitafio


El frío se escurre
entre tus dedos desiertos
de sangre
o rocío.

Las rosas brotan
en campo llano,
fruto de tu vientre
mustio.

Escupís el barro
que te llena la boca
de tragedia,
de susurros inesperados.

Sentís las pisadas
en tu rostro,
ya ajeno
erosionado por los dedos
que no te tocan.

Te hundís,
ya sin peso
y serás vida de otro
o muchos.

El fuego se apagó,
y el éter fue absorvido
por la piedra.

Y tus ojos ven
y lloran
en la oscuridad espesa
de tu aliento seco.

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